Cíber empresario mío:
¿Qué te creías? No esperarías que fuera tan fácil, ¿verdad? Tú que habías pensado que crear una web con una idea tan original como la tuya te iba a hacer rico… Y resulta que si no es por mí, te arruinas. Bueno, aún estás a tiempo de arruinarte. Para ello basta con que no sigas mis consejos y te dediques a otra cosa, mariposa.
Vamos a comparar tu ciber tienda con un establecimiento con puertas a la calle. Si el local real ha de competir con sus vecinos, la tienda en la Red no es menos. Con el agravante de que en una calle, por comercial que quieras que sea, puede haber, como mucho… ¿Cuántos? ¿Cien?, ¿Doscientos locales? Y el Internet son millones de páginas las que pugnan por un poquito de atención.
Que no pasen sin mirarnos
Vamos ahora a dividir el camino del éxito en dos ramales, que hemos de recorrer, en ambos casos, con una mezcla de entusiasmo y ahínco. Tanto en la calle como en el ordenador, los clientes en potencia tenemos mucho donde elegir, de modo que entramos en aquellos sitios que nos llaman la atención.
Lo que a pie de acera supone un buen cartel, una fachada bonita o un escaparate espectacular se traduce en el sitio web por unos contenidos fijos que atraigan la mirada y el intelecto del navegante. Si lo hemos hecho bien, alguien está clicando ahora mismo en nuestra página.
Prisioneros sin paredes
La segunda parte del camino al éxito se recorre, en el caso del mundo analógico (el conocido como real, no lo perdamos de vista), dentro de la tienda, del comercio, del local, o como mejor nos venga llamarlo.
Y, cuando hablamos de su equivalente en la red de redes, hemos de mencionar también el interior de la tienda, de un interior virtual, de acuerdo, pero interior, donde la competencia no tiene cabida a no ser que nos interese que sea así, donde nada tiene por qué distraer al cliente de nuestro noble objetivo de que se vacíe la Visa en nuestra cuenta bancaria.
Te estábamos ocultando información (somos malos…)
Bien, hasta ahora, ¿qué tenemos? Pues a un cliente al que hemos atraído con una imagen, una frase o algo similar y al que hemos atrapado con una espectacular cantidad de contenidos, dispuestos de forma ordenada a la vez que atractiva.
Evidentemente, nos faltan una enorme cantidad de consideraciones. Es más, hemos empezado el relato por lo que, técnicamente, se conoce el Literatura como in media res, o en mitad de la historia.
Nos falta optimizar la experiencia de compra del usuario y nos falta hacer que este nos busque, en lugar de confiar en que se tope con nosotros. Lo primero es una cuestión más técnica que de otra índole.
El hacer que el cliente potencial nos busque puede ser un ejercicio de ingenio muy divertido de explicar, aprender y poner en práctica. Por eso mismo lo dejamos para más adelante, para que marques este blog y, de vez en cuando, nos busques…